Como ya sabemos, el asma es una enfermedad crónica de las vías respiratorias, que se caracteriza por episodios de obstrucción generalizada y variable de las mismas, reversible de forma espontánea o con tratamiento, y que se caracteriza por la hiperreactividad bronquial frente a diferentes estímulos. Los factores que contribuyen a la etiología son heterogéneos, desde desregulación del sistema inmune, factores genéticos, factores neuro-humorales, factores infecciosos y factores ambientales, como el tabaco. La prevalencia del asma en los ancianos se sitúa entre el 6.5 y el 17 %. El conocimiento de las peculiaridades de la enfermedad en estos pacientes, hace necesario que médicos y pacientes desarrollen estrategias para combatir esta afección de manera eficaz.
Los síntomas de la alergia en la tercera edad son similares a la alergia en adultos jóvenes. Aunque la aparición de alergias es menos frecuente en personas mayores de 60 años, el asma se puede desarrollar en cualquier momento. De hecho, nos enfrentamos a dos grupos de pacientes:
- Aquellos que padecen la enfermedad desde jóvenes.
- Asmas de aparición tardía, muchas veces en relación con un episodio de infección respiratoria, ya que, el asma puede ocurrir a cualquier edad y, en algunos casos, el asma que se inicia en la vida adulta puede ser más persistente y resistente a los medicamentos.
Los síntomas pueden ser confusos pero los más frecuentes son:
- Respiración con pitos en el pecho.
- Tos prolongada, que puede ir acompañada de expulsión de moco.
- Dificultad para respirar y sensación de ahogo.
- Opresión en el pecho.